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lunes, 20 de marzo de 2017

Un paseo por los cielos paceños a 20 Km/h

PANORÁMICA | EL JUEGO DE VISTAS PACEÑAS CRECE A MEDIDA QUE SE COMPLETA EL TEJIDO DE LA RED DE TELEFÉRICOS. EL RÉCORD DE USUARIOS LLEGÓ A 178.800 PERSONAS EN UNA JORNADA PARA UNA DE SUS LÍNEAS. SE PREVÉ QUE HASTA 2019 ESTÉ COMPLETO ESTE TREN AÉREO CONSIDERADO ÚNICO EN EL MUNDO.

Surcar los cielos de La Paz y El Alto se ha puesto de moda. Y la “moda” no sólo que dura ya dos años y nueve meses, sino que suma un nuevo atractivo, en promedio, cada semestre. Cada nuevo atractivo implica estrenar otra línea de la red de teleféricos. Por ello, recorrer las alturas paceñas promete ser un masivo divertimento sin que aún se prevea una fecha de decaimiento en el horizonte.

Ya funcionan cuatro líneas, articuladas en dos pares. La quinta se estrenará a mediados de año. Y se prevé que toda la red, conformada por nueve vías, estará concluida entre 2019. Entonces será posible realizar combinaciones de rutas aéreas virtualmente a todas las zonas de la sede de gobierno y unir de manera fluida las ciudades siamesas. Baste citar que en junio del año pasado la línea roja llegó a transportar 178.800 personas en un solo día.

Gracias a su singular topografía la hoyada paceña dio pie a la construcción de esta estructura elevada considerada única en el mundo. Mientras otras capitales recurrieron a la oscuridad de sus subsuelos y las redes de metros, La Paz optó por articular un tren aéreo anclado en sus serranías multicolores. Y claro, en este caso, privilegiada ventaja la constituyen singulares vistas que atrapan la atención hasta del más aburrido, aún en su enésimo viaje.

Son viajes en los que con la mirada y algo de intuición se puede conocer la historia de la metrópoli. Esos virtuales sobrevuelos demuestran, por ejemplo, que la frase “los paceños construyen sus casas hasta en la punta del cerro” no es una metáfora. Permiten también comprender por qué esta ciudad no sólo alterna diversos climas, sino que tiene un menú de temperaturas ambiente según sus alturas. Así, cualquier visitante que se aventure al nuevo tour de los teleféricos podrá experimentar los grados de diferencia que hay entre las zonas sur, centro y la altiplanicie alteña.

Desde el circuito aéreo es posible además advertir las transformaciones socioeconómicas de la sede de gobierno boliviana. Ya queda claro a dónde se fue el centro empresarial de esta urbe. Desde la línea verde se ve de extremo a extremo el nuevo “downtown” paceño organizado a lo largo del otrora residencial barrio de Cala Coto. Decenas de edificios, algunos ya de 30 pisos, compiten por ser el referente arquitectónico o el coloso de la zona sur.

Pero claro, 500 metros más arriba y desde el norte asoma imponente una exposición de cientos de rascacielos que reclaman su primacía. Desde la línea amarilla toca entonces observar el histórico centro paceño donde se asienta el poder político y financiero del país. Puentes elevados sobre abismos y serpenteantes dobles vías despiertan las primeras sensaciones de vértigo. La soberbia competencia de alturas continúa al llegar a El Alto.

Allí, a lo largo de la línea azul, quienes reclaman el título de elevada autenticidad son los célebres “cholets”. Constituyen aquellos edificios de siete u ocho plantas, pintados con colores intensos, colmados de ventanales polarizados y coronados por un tejado chalet. Al ver sus bases también resulta posible comprender por qué se considera que la feria 16 de Julio es la más grande de Latinoamérica. Pero, aún los “cholets” erigidos a casi 4.000 metros sobre el nivel del mar son relegados por los reyes de las alturas: aparecen ante las cabinas los nevados de la cordillera Real de los Andes. Surgen invencibles a la vista y el Illimani aparece por sobre todos ellos.

Luego toca descender, por la línea roja, desde aquel níveo imperio. Toca observar la quebrada del automóvil atrapado o los matices de la principal necrópolis paceña y “aterrizar”, casi todos meditabundos, en la centenaria Estación Central.

Seguramente, por ello surcar La Paz a 20 kilómetros por hora, sea entre celaje azul o misteriosa neblina, se puso de moda al parecer muy duradera.



"Esos virtuales sobrevuelos demuestran, por ejemplo, que la frase “los paceños construyen sus casas hasta en la punta del cerro” no es una metáfora"



"Al ver sus bases también resulta posible comprender por qué se considera que la feria 16 de Julio es la más grande de Latinoamérica. Pero, aún los “cholets” erigidos a casi 4.000 metros sobre el nivel del mar son relegados por los reyes de las alturas"



"Mientras otras capitales recurrieron a la oscuridad de sus subsuelos y las redes de metros, La Paz optó por articular un tren aéreo anclado en sus serranías multicolores"



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