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viernes, 5 de diciembre de 2014

La ciudad de los cielos, la película desde un teleférico

Sienta volar, imagine la mejor película hecha con un enorme lente panorámico en la ciudad de los cielos como escenario; flote sin temor, perciba apenas un leve zumbido y las montañas casi al alcance de sus manos y los techos de las casas y azoteas de edificios a sus pies.

Ésta es una película a “vista de pájaro”, como diría un cineasta, pero es mucho más. La sensación de viajar, flotar silenciosamente en el espacio paceño, con una leve señal en los abdominales cuando la cápsula del teleférico se deja caer al vacío, sostenido al infinito cable de acero, tendido entre pilares para trazar una línea de ascenso y descenso entre picos, medianos, pequeños y grandes.



IMÁGENES Estamos a bordo de la tercera Línea (Verde) del transporte de cabinas y cables de la ciudad de La Paz, donde los 4.000 metros sobre el nivel del mar, en Ciudad Satélite (El Alto), se transforman en los cálidos 3.500 de Irpavi, en un extremo de la ciudadela del Colegio Militar de Ejército, al extremo sur.

Los rostros de los niños y los turistas tienen sonrisas por sello. Nadie pregunta por las razones de la incorporación de esta tecnología de transporte masivo por los aires, con estaciones aparecidas casi en acto de magia ante los ojos de ciudadanos sorprendidos.



LOS BENEFICIOS ¿Tiempo de ahorro?, ¿velocidad?, ¿descongestionamiento? Nada de ello es motivo de preocupación al momento en que las cabinas se lanzan al espacio y encumbran al pasajero, elevan su visión hasta alcanzar alturas desde donde la ciudad se domina como una mesa inmensa con las avenidas amplias y el río Choqueyapu cruzando de norte a sur.

Se rompe el contacto con la realidad que está abajo; en las alturas se dibuja otro mundo de paisajes, imágenes, luces, colores, montañas y el cielo limpio y celeste.

Es una película de efectos espaciales más que especiales, tan naturales para percibir la intensidad del sol golpeando los techos de calaminas y teja, o estremecerse por las quebradas que hacen a La Paz una ciudad imposible, pero de valientes hombres y mujeres capaces de edificar entre ríos y accidentados cañones.

Los gráficos formados por calles, avenidas expresadas en líneas onduladas, curvas cerradas o líneas que corren en ascenso por elevados edificios hacen de este viaje ese cortometraje entre el cielo y la tierra.

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