Una cortina gruesa para cubrir la ventana de su dormitorio, ésa fue la solución que Mirtha C. encontró para proteger la intimidad de su espacio en su casa. A veces la corre, pero debe hacerlo de noche, después de las 22:00. A esa hora las 165 cabinas de la línea Verde del teleférico dejan de circular por su ventana.
El arquitecto Juan Francisco Bedregal hizo un cálculo de cada cuánto tiempo pasa una cabina del teleférico cerca de la ventana de Mirtha: cada siete segundos.
"Es increíble lo que me está pasando. ¿Mi derecho a la privacidad puede ser sacrificado por el derecho de transporte de los demás?”, cuestiona.
El gerente general de la empresa de transporte por cable Mi Teleférico, César Dockweiler, expresa su desacuerdo con el reclamo de esta vecina: "Las cabinas del teleférico siempre están en movimiento, no dan la opción de que uno pueda observar con detenimiento lo que están haciendo detrás de una ventana. Eso no ocurre, no existe una invasión (a la privacidad)”.
Pero no es sólo Mirtha la que se queja porque el teleférico pasa por encima de su casa y frente a su ventana, otros vecinos sienten amenazada incluso su seguridad.
"Ver cabinas todo el día por encima de mi casa me hace sentir observada y temer por mi seguridad y la de mi familia”, expresa Cecilia Ch., vecina que vive en Tembladerani, por donde circulan las cabinas de la línea Verde.
Al respecto, Dockweiler asegura que "desde el teleférico no existe (la posibilidad) de que estén observando para realizar asaltos”. "Son rumores que se están llevando al extremo para impedir la ejecución del teleférico en algunas zonas”, añade.
La presidenta del Colegio de Psicólogos de La Paz, Ivonne Bráñez, tiene una explicación a los efectos que el teleférico está provocando a algunas personas que viven debajo de sus líneas: "Se está atentando a su privacidad, por eso se sienten invadidas, agredidas y hasta perseguidas”.
"Al sentir una cabina tan cerca de su casa, de su dormitorio, el lugar más íntimo que tienen, se sienten visibilizadas, observadas e invadidas, lo que, en algunos casos, puede desatar tendencias paranoides, como la hipervigilancia”, añade la experta.
Sugiere que, a tiempo de preocuparse por resolver el problema de transporte en La Paz, las autoridades también piensen en el bienestar emocional de las personas "que se ven afectadas con la invasión de su privacidad”.
Derecho propietario reducido
El arquitecto Juan Francisco Bedregal señala que además de la invasión a la privacidad, con la construcción de otras líneas del teleférico también se avasalla el derecho propietario de quienes viven debajo de las líneas.
"No se les quitó sus propiedades, pero se les redujo la posibilidad de construcción, porque el derecho propietario comprende desde la superficie del suelo hacia arriba, hasta donde pueda construirse, y hacia el subsuelo”, explica Bedregal.
El arquitecto añade que en Bolivia está vigente la Ley de Uso de Suelo Urbano, que hace referencia a la "servidumbre de vista”, que protege la intimidad de las personas en su propiedad.
"Si se construye un edificio, no se puede abrir ventanas con vista al otro edificio porque es una violación a la intimidad. Es un delito abrir ventanas o crear cualquier artefacto que prive de la intimidad a las personas”, afirma.
Dockweiler responde que la norma indica que entre un edificio y otro debe haber una distancia de tres metros, espacio superado por las cabinas del teleférico que pueden pasar cerca de alguna vivienda.
"La invasión de la privacidad de un edificio a otro es superior a la podríamos estar generando nosotros, con lo que no estoy de acuerdo”, expresa.
Dockweiler añade que la empresa Mi Teleférico se maneja en la marco de la Constitución Política del Estado: "Todo lo que es subsuelo y lo que es espacio aéreo pertenece a todos los bolivianos, al Estado boliviano”.
Y vivir debajo de las líneas del teleférico también genera otros problemas, como la contaminación acústica que generan los motores que posibilitan su funcionamiento. Los vecinos de la calle 17 de Obrajes, donde se encuentra una de las estaciones, denunciaron en radio ERBOL que el ruido los despierta en la madrugada.
Una norma para la implementación del transporte por cable
En 2014, el presidente Evo Morales anunció que el teleférico contará con cinco líneas más, además de las tres ya construidas para unir a las ciudades de La Paz y El Alto. Precisó que así el transporte por cable sobrepasará los 19 kilómetros de extensión y se convertirá en el más largo del mundo.
En El Alto, las nuevas líneas conectarán a sus zonas con el centro de la ciudad. En La Paz las líneas unirán a sus laderas con la Terminal de Buses y la zona Sur.
El arquitecto Juan Francisco Bedregal opina que ante semejante proyecto es urgente el debate y la elaboración de una norma que regule la construcción de más líneas de teleféricos, por el momento en las ciudades de La Paz y El Alto.
La norma debería definir "muy bien” lo que representa e involucra la servidumbre de vista, tomando en cuenta que el transporte por cable es una forma de construcción que no existía en Bolivia, dice.
Añade que también debería contemplar los tipos de afectaciones (a viviendas y espacios públicos) y las compensaciones que deben darse.
"¿Cómo se compensa a una zona si con el teleférico se le quita sus espacios verdes? Tendría que haber algún tipo de compensación”, expresa.
El gerente general de Mi Teleférico, César Dockweiler, asegura que ya se cuenta con una normativa al respecto, emitida por la Gobernación de La Paz a través de resoluciones que regulan los aspectos de seguridad y las tarifas del teleférico.
Añadió que, más bien, se trabaja una norma para la implementación del transporte por cable a nivel nacional.
"Los rumores nos hicieron el mayor daño”
A la hora de evaluar las lecciones aprendidas en la implementación del transporte por cable en La Paz y El Alto, el gerente general de Mi Teleférico, César Dockweiler, señala la importancia de la socialización del proyecto con la ciudadanía en general, pero sobre todo con la gente de las zonas por cuyos cielos transitan las cabinas, esto para prevenir el surgimiento de rumores que afecten al proyecto.
"Los rumores son los que más daño nos provocan. Al inicio, en algunas zonas surgieron rumores en sentido de que expropiaríamos propiedades sin contemplación (...). Luego (cuando ya implementamos el servicio) en otras zonas se dijo que se daban robos porque se vigilaba desde el teleférico. Hoy se dice que queremos destruir plazas y monumentos. Eso nos hace mucho daño porque no es cierto”, señala Dockweiler.
Reconoce que en la implementación de las primeras líneas (Amarilla, Roja y Verde) el proceso de socialización se inició cuando las obras estaban a tres meses de concluirse. Entonces "se tuvo que ir zona por zona para explicar, por ejemplo, que Mi Teleférico no expropiaría sin piedad”.
Aprendida la lección, indica que en la implementación de las cinco nuevas líneas del transporte por cable la socialización comenzó hace cinco meses.
"Hasta el momento hemos realizado más de 120 eventos de socialización, entre ferias, congresos y asambleas. Hemos llegado a más de 20.000 personas, pero a pesar de eso el rumor nos hace mucho daño. Por eso decidimos que el proceso de socialización no parará. Hoy la población puede visitarnos para obtener información sobre cualquier duda”, afirma Dockweiler.
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