Wi-Fi, cámaras de seguridad, intercomunicadores, tarjetas electrónicas y un viaje sofisticado, veloz y ante todo cómodo son los componentes de los modernos servicios de transporte con los que ahora cuenta La Paz, el Teleférico y los buses de transporte masivo denominados PumaKatari. La tecnología de estos servicios parece haber llegado con un nuevo chip que renovó también la conducta de todos los usuarios.
Berrinches como “¡En la puerta le dije maestro!”, “¡Me está haciendo pasar!”, “¡Oiga joven cédale el asiento a la viejita!” ya no encajan en estos nuevos servicios donde las reglas son claras y los “usos y malas costumbres” ya no cuadran.
PUMAKATARI La llegada de los PumaKatari representó para los paceños sacrificar un domingo de descanso y movilizarse en contra de los transportistas que pretendían impedir su ingreso. “Los transportistas no los querían dejar pasar y toda la gente salió a enfrentarse con ellos”, cuenta uno de los pasajeros. “Las radioemisoras decían minuto a minuto dónde ya estaban los buses”, relata otra. “Llegaron como si fueran héroes”, cuenta otro. Finalmente, en su ingreso a El Prado paceño papeles picados eran arrojados desde lo alto de los edificios reflejando la algarabía de los chukutas.
Cómodos, flamantes y modernos, estos buses llegaron con un efecto sorprendente en la actitud de los pasajeros. Nadie para o baja donde le da la gana, todos hacen fila, nadie ingresa atropellando al otro y todos velan porque su comportamiento no altere las reglas establecidas.
“No coma al interior del bus”, “No suba con bultos muy grandes”, “Ponga su maleta o bolsa sobre sus rodillas y no en los pasillos”, “Use audífonos si escucha música, respete la tranquilidad de los demás”, estos y otros mensajes son difundidos en una pantalla led.
Cada parada tiene un gendarme municipal que se asegura que todos los pasajeros bajen antes que los otros aborden; si en la fila hay una persona de la tercera edad o cualquiera de trato preferencial el agente lo llama para que sea el primero en abordar.
En el bus, un chofer elegantemente uniformado recibe a los pasajeros con un “Buen día”, mientras el o la asistente realiza el cobro respectivo. “Personas de la tercera edad y estudiantes pagan pasaje diferenciado, menores de 5 años viajan gratis”, instruye la asistente.
El ingreso termina cuando la capacidad del bus ha sido completada y no cuando alguien empieza a gritar “¡Un ladrón le está hurgando los bolsillos!” como ocurre en los micros. Dos cámaras de seguridad permiten al conductor vigilar que los pasajeros no estén incurriendo en alguna falta; si así fuera el chofer tiene un micrófono para realizar la advertencia.
En la siguiente parada una persona de la tercera edad sube y, a diferencia de otras ocasiones en que a todos les entra un sueño repentino -para ignorarlos-, la asistente del bus pregunta. “¿Alguien podrá ceder el asiento a esta persona?”, al no haber nadie la asistente se dirige a los pasajeros que ocupan los cuatro primeros asientos -pintados de amarillo- y les pide “por favor” ceder el asiento.
En la parte central del bus, donde se encuentra la puerta de salida, una plataforma eléctrica se despliega para que personas en sillas de rueda o con otra discapacidad puedan subir o bajar del vehículo.
El recorrido continúa y frente a los asientos una pantalla electrónica marca permanentemente la velocidad del vehículo además del destino al que se dirige. Todo el recorrido está señalizado con carteles que indican “Parada La Paz Bus” pero además en las zonas de alto tráfico vehicular, un agente municipal detiene a todos los vehículos para ceder el paso al “mimado” PumaKatari.
Pero este adulado de los paceños tiene además la ventaja de circular por las mejores vías, asfaltadas y despejadas, sin que esto signifique invadir las rutas del transporte convencional.
Lo llamativo del fenómeno PumaKatari es que el cambio de conducta de los pasajeros vuelve a su habitual desorden cuando retornan a las calles congestionadas y a los buses desgastados.
Pese a ello es un servicio de gran utilidad y que beneficia a miles de paceños, quienes cuentan con una alternativa para transportase día a día.
Unos buses ‘feisbukeros’
El PumaKatari es el único bus en Bolivia con una cuenta en la red social de Facebook que además de ganar popularidad refuerza la educación de todos sus amigos, que ya se aproximan a los 100 mil seguidores.
Antes de su llegada, el PK -como ahora lo denominan en el Facebook- ya empezaba a hacer amigos para que sus usuarios puedan saber más acerca de él.
Su foto de perfil es el dibujo de un puma que tiene el mensaje “Con respeto y amor.
Nada nos detiene”, mensaje que acompaña también todas sus publicaciones.
Su actividad en las redes es constante y sus amigos tienen muchas razones para seguirlo. Una de ellas, encontrar los objetos que dejaron olvidados en los buses ya que gentilmente el PK, toma una foto de la mochila, folder, gorra y todo cuanto fue dejado y la publica en su muro con el teléfono y la dirección donde pueden recuperarlo.
El Teleférico supera las expectativas
ZULMA CAMACHO G.
zcamacho@opinion.com.bo
Más de una hora en una larga fila, para un recorrido de 10 minutos en el nuevo Teleférico ha valido la pena para los más de 57 mil pasajeros que no quisieron perderse los primeros viajes de este novedoso medio de transporte masivo.
Una moderna y vanguardista estructura roja y blanca se erige detrás de los antiguos pasajes de la exestación de trenes de La Paz. Al igual que hace decenas de años, jóvenes y ancianos forman las interminables filas, pero esta vez no para esperar el tren sino para comprar los boletos para el transporte aéreo por cables a través de la Línea Roja de Mi Teleférico.
Ni el frío ni la larga espera hace desistir a los ansiosos pasajeros de ser parte de la histórica jornada en que 149 cabinas entraron en operación comercial para todo el público, el 30 de mayo.
“Es que no es lo mismo el segundo día”, dijo la señora Denisse Rojas que junto a sus cuatro pequeños hijos aguardaban entusiasmados su turno. Como soldados en su primer día de instrucción, los paceños cumplen diligentemente cada una de las órdenes.
“Tarjetas aquí por favor. Venta de boletos USV (Un Solo Viaje) por aquí”, instruye el personal mientras presurosos los pasajeros se mueven de un lado a otro para no interrumpir el exitoso funcionamiento de su nuevo servicio.
El tiempo apremia y los nuevos pasajeros deben acelerar. En un agitado trajín apenas les da tiempo de apreciar la iluminación, los accesos, la perfecta señalización de todos los espacios del Taypi Uta (Estación Central).
Los diez minutos de ascenso hasta la Ceja de El Alto resultan para muchos insuficientes para intercambiar comentarios con los compañeros de cabina que apenas alcanzan a apreciar el sorprendente panorama que les ofrece el Teleférico.
Usuarios dan gran respuesta
La cantidad de gente que ha venido hoy al Teleférico nos ha puesto en aprietos, habíamos estado haciendo las pruebas para que nada falle este día, pero la cantidad de gente que vino es impresionante.
Todo el día hemos estado subiendo y bajando para subsanar algunos contratiempos que hemos tenido, la gente no lo ha notado pero hemos tenido algunos apuros, sin embargo el servicio no se ha interrumpido ni un minuto.
Además de las seis cajas, para la venta de boletos, que estaban previstas seis más tuvieron que habilitarse para evitar que las filas sean más largas. Las cabinas solo pararán durante unas horas para que se realice el mantenimiento y la limpieza respectiva. Por el momento todo está marchando bien.
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